Rozaron su 'estreno' ayer viernes con Juanjo Lobato en Fiuggi y hoy sábado, los Movistar Team han prolongado un año más su idilio ya permanente con el Giro de Italia gracias a Beñat Intxausti. El ciclista vizcaíno alzaba los brazos al cielo en Campitello Matese tras coronar una peleadísima fuga al final de los 186 km de la octava etapa, primera de alta montaña de la presente edición.
Un grupo de casi cincuenta ciclistas se adelantaba al pelotón principal en un primer momento, intentona de la que saltaron numerosos ciclistas para formar una escapada definitiva de doce que viajó casi siempre partida en dos escalones con menos de un minuto de distancia. En el segundo de ellos, Intxausti relevaba para mantener viva una fuga que llegó a superar los ocho minutos, pero que por el empuje del pelotón llegó a pie de la subida final (-13 km) con menos de 5' y se acercó peligrosamente con los ataques de Aru (AST), a los que resistieron estoicamente por detrás unos brillantes Izagirre (11º), Visconti (12º) y Amador (13º) -éstos dos últimos aún en el top-ten de la general, séptimo y décimo-.
Intxausti rompía por detrás la persecución junto al suizo Reichenbach (IAM) y aprovechaba el hundimiento del último superviviente, Kruijswijk (TLJ), para tomar la cabeza y después demarrar a su acompañante a 3.500 metros de la llegada. Un esfuerzo supremo, con los favoritos en los talones, le conducía a la meta en solitario, apuntando los dedos hacia su recordado Xavi Tondo y otorgando a Movistar Team su undécima victoria en la 'Corsa Rosa' con Telefónica como patrocinador. Beñat es además la nueva 'maglia azzurra' de la montaña.
DECLARACIONES / Beñat Intxausti: “Para mí lo primordial en este Giro era ganar etapas, pero también tenía esa esperanza de ir haciendo la general, día a día. Eso en La Spezia desafortunadamente se fue al traste y, a partir de ahí, pasamos a mirar los triunfos parciales. Por fortuna, hoy ha salido todo bien. Sabía que la fuga tenía opciones y eso se notó en la salida: fuimos muy rápido, en terreno muy duro, sube y baja continuo y en el pelotón llegamos a ser sólo 50 corredores delante. Cuando estábamos empezando el primer puerto largo (Forca d’Acero) nos hemos ido un grupito importante de diez y Tinkoff no tenía muchos corredores para controlar. Era una fuga buena para nosotros, pero había enemigos importantes y teníamos dudas de poder llegar, también por la gente que podía ganar terreno en la general.
En todo momento sabíamos las diferencias, tanto las de Kruijswijk y Betancur por delante como las del pelotón, que venía muy rápido con los Astana tirando. Íbamos calculando dónde arrancar y cómo. He visto a Reichenbach bastante fuerte desde abajo, y de hecho cuando salté en un primer momento fue el único que pudo seguirme la rueda. Luego empezó a dar menos relevos y decidí jugar otra estrategia: ir más a rueda y que él tuviese un poco más de responsabilidad que yo. A 4’5 de meta he visto que iba un poco justo y he decidido arrancar porque se estaban acercando mucho por detrás. Se han pegando bastante, pero iba a tope con lo que tenía hasta meta.
Pienso que el equipo ha estado perfecto todos estos días, aunque no llegase la victoria. Ya en La Spezia, con Visconti y Amador; ayer con Lobato, muy cerca; y hoy, lo mismo pero ganando. Llevarse una etapa en una carrera tan importante como el Giro siempre es difícil. Ya la tenemos, lo que nos da tranquilidad para el resto del Giro, pero el equipo está muy bien y seguro que lograremos alguna más. ¿Las dedicatorias? Como siempre, a Xavi Tondo y a mi abuelo, que nos cuidan desde arriba los dos; al equipo, mi familia, mis amigos y mi novia. Por ellos todo es más fácil.
Ahora vamos día a día. Tengo otro objetivo personal que me gusta: el maillot de la montaña. Me he puesto líder y sería un bonito objetivo si lo logramos. Soy consciente de que habrá que luchar mucho, día a día, hasta Milán. Aún queda mucho terreno".